La piel y el pelo de nuestras mascotas forman una de las estructuras de mayor tamaño e importancia del organismo del animal.
Un órgano de protección y frontera entre los agentes externos y el interior de nuestra mascota, al que también podemos reconocer su importante función termoreguladora.
Esta singular cubierta tiene su continuación hacia el interior del organismo por medio de las membranas mucosas del aparato digestivo (boca y ano), del aparato respiratorio (nariz y boca) y del aparato urogenital (pene en macho y vulva en hembras).
El grosor de la piel varía en las diferentes especies animales e incluso en las distintas partes del cuerpo de un mismo individuo; también existen variaciones con la raza, la edad y el sexo.
La piel está formada por dos partes bien diferenciadas: la capa superficial (tejido epitelial llamado epidermis) y la capa profunda (tejido conectivo llamada corion). La epidermis tiene un grosor variable y presenta las aberturas de las glándulas cutáneas y de los folículos pilosos; las glándulas de la piel son fundamentalmente de dos tipos: glándulas sudoríparas (productoras de sudor) y glándulas sebáceas (productoras de grasa).
Las glándulas sebáceas suelen estar asociadas a los pelos y más concretamente a sus folículos, aunque también las podemos encontrar aisladas (labio, vulva, ano…). La grasa que producen tiene una importante función protectora contra la humedad, y en muchos casos debido a sus particulares características aromáticas tienen una función como reclamo sexual.
En la piel de nuestras mascotas también encontramos los apéndices cutáneos; estos apéndices no son otra cosa que modificaciones de la epidermis; como ejemplos, en los animales encontramos curiosas modificaciones de la epidermis como los pelos, las garras, los cascos, los cuernos…
Los pelos cubren la casi totalidad de la superficie corporal de nuestros animales domésticos; algunas razas aparentemente desnudas, si son observadas con detenimiento demostrarán la existencia de pelos pequeños, finos y esparcidos. Estos curiosos apéndices sufren continuas mudas a lo largo del año y tienen distintas funciones: pelos táctiles alrededor de labios y ojos; las pestañas como protección de los ojos, los pelos resistentes de protección del oído externo, entre otras cosas.
