Prevención de la leishmaniosis

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PIPETA

Hay dos formas de evitar el desarrollo de la leishmaniosis en el animal. Por un lado, evitar el contacto con los flebotomos infectados (portadores de la leishmania) y por el otro, actuar sobre el parásito.

Para los perros que viven en zonas endémicas, es muy complicado aislarlos todo el tiempo del contacto con estos insectos parecidos a mosquitos.

Prácticas rutinarias como alojar el animal en el interior de la casa durante el periodo de actividad de los flebotomos (desde el atardecer al amanecer), reducir las emisiones de luz (como los mosquitos, se sienten atraídos por la incandescencia) y poner atención en puertas y ventanas, vigilando no dejarlas abiertas por mucho tiempo, son soluciones domésticas que le ampararan de una posible picadura. El uso de mosquiteras, ventiladores e insecticidas ambientales también es muy recomendable para reforzar la protección dentro del hogar.

INSECTICIDAS Y REPELENTES APLICADOS AL PERRO

Dada la dificultad de llevar a la práctica las indicaciones de protección arriba mencionadas, existen en el mercado veterinario, productos específicos para reducir el número de picaduras de los flebotomos. Los insecticidas o los repelentes sobre el perro (collares o pipetas…) tienen como primer objetivo disminuir el riesgo de infección de un perro sano, pero también, reducir el riesgo de transmisión de la leishmaniosis a otros perros y especies, así como controlar la re-infestación con nuevos parásitos.

Cabe resaltar que si bien los insecticidas y repelentes aplicados directamente sobre el perro disminuyen el número de picaduras, no las previenen al cien por cien, por lo que el peligro de infección de leishmaniosis, aunque aminorado, sigue existiendo.

LA VACUNACIÓN CONTRA LA LEISHMANIOSIS CANINA

La vacunación es la única medida preventiva que actúa sobre la leishmania y no sobre el flebotomo, es decir, que limita el desarrollo de la enfermedad una vez el parásito se ha introducido en el organismo del perro. Mientras los insecticidas y repelentes tópicos reducen las picaduras, la vacunación protege al animal aunque haya sufrido la picadura de un flebotomo infectado.

Solo se podrán vacunar aquellos perros que presenten un buen estado de salud general. El animal no solo deberá pasar el test de diagnóstico de la leishmaniosis, sino hallarse libre de otros parásitos, ya que una alta carga parasitaria alteraría la respuesta de su sistema inmune. La primovacunación podrá aplicarse al perro a partir de los seis meses de vida, quedando excluidas de vacunación las hembras que se encuentren en gestación.

Como otras vacunas, la vacuna contra la leishmaniosis puede producir reacciones adversas, tales como fiebre, malestar, inflamación en el punto de inyección, bajadas de tensión o problemas digestivos. En algunos casos, estas reacciones podrán aparecer de forma más intensa que con las vacunas convencionales, por lo que será recomendable acudir al veterinario para minimizar las molestias.

En general, la eficacia de las vacunas contra parásitos no es tan elevada como la de algunas vacunas contra virus. Si bien es cierto que la vacunación contra la leishmania proporciona unos niveles de protección muy elevados, es fundamental apoyar este método con las demás medidas de prevención orientadas a reducir el contacto con los flebotomos.

Web: La leishmaniosis no es un juego

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